Resulta fascinante comprobar el estado en el que se encontraba América a los treinta años de ser descubierta.
En ese instante histórico es cuando llegan los navíos de Pánfilo de Narváez al golfo de Méjico.
Tenían nociones geográficas de la zona pero muy confusas y equivocadas, lo que unido a las desfavorables condiciones climatológicas, hizo que solamente cuatro entre los seiscientos expedicionarios lograron sobrevivir a tan desafortunada expedición.
Para poder sobrevivir a situaciones tan terribles era necesario tener una voluntad y una fe de hierro.
Durante sus nueve años de convivencia con los indios, el autor aprendió a amarlos. Tras ser encontrado casualmente por otros españoles, que formaban parte de otra expedición, es conducido frente a Hernán Cortés.
Finalmente, los cuatro supervivientes, tras diez años de aventuras increíbles por el Nuevo Mundo, desembarcaron en Lisboa.
Habría que imaginar la expresión de los rostros de sus familiares y amigos al verles de nuevo. La realidad histórica que vivieron, supera a las más emocionantes fantasías de las novelas de aventuras.
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